La aparición y rápida propagación del coronavirus (Covid-19) está provocando estupor, preocupación e incluso pánico en todo el mundo. La velocidad de los acontecimientos, así como la ausencia de precedentes de situaciones similares hace que nos enfrentemos a la pandemia con mucha ansiedad.
Este virus tiene dos características que lo hacen sumamente difícil de enfrentar desde el punto de vista psicológico:
La primera es la incertidumbre. Pocas cosas generan tanto miedo y sensación de indefensión como no saber qué va a pasar. Cuando sabemos lo que va a pasar, incluso aunque se trate de malas noticias, podemos actuar, prepararnos para afrontar la situación aunque esta sea adversa. Pero la incertidumbre paraliza nuestros recursos psíquicos y nos hace sentir indefensos. La segunda es la limitación del contacto físico y social. Sabemos que el contacto físico disminuye la ansiedad, por lo que el Covid-19 limita nuestros recursos a la hora de enfrentar el miedo.
En este escenario, vivir lejos de nuestro país tiene además complicaciones añadidas:
El miedo a enfermar lejos de casa
La primera sesión con Belén tras la vuelta de navidades fue una de esas sesiones que se quedan grabadas a fuego. Había pasado con gripe su estancia en España con su familia. Yo pensé en su mala suerte, pero ella me dijo: “No sabes lo agradecida que estoy de haberme puesto mala en España”. Entonces recordé lo que Achotegui llama “El duelo por los riesgos físicos”, es decir, el temor a enfermar en el extranjero y el aumento de la vulnerabilidad psicológica que ello conlleva.
En esa sesión, Belén siguió hablando de las ocasiones en las que había estado enferma en Reino Unido y de aquellos amigos españoles que habían necesitado hospitalización estando lejos de sus seres queridos. Esto me dio que pensar acerca del papel que juega la salud cuando se vive en el extranjero. Hasta ahora todos los miedos que había escuchado al respecto tenían que ver con la posibilidad de que un familiar enfermase en España. El relato de Belén añadió un elemento que no había escuchado hasta el momento: el miedo a enfermar en un sistema de salud desconocido, lejos de nuestra familia.
El miedo a que nuestros familiares enfermen mientras nosotros estamos lejos de casa
Quién nos iba a decir que, dos meses después, Belén y yo estaríamos hablando del miedo a que sus padres enfermasen por Covid-19 estando ella fuera de España, a que cerrasen las fronteras y no pudiese estar cerca de ellos en esos momentos. Tal era su preocupación que se planteaba renunciar a su trabajo y volver a nuestro país.
Los españoles que viven en el extranjero están viendo cómo sus seres queridos están sufriendo con esta inédita situación. Muchos expatriados están manifestando una intensa sensación de preocupación, angustia e impotencia. Las imágenes y noticias que llegan desde España aumentan su sensación de lejanía y aislamiento y el deseo de reunirse con la familia para aliviar la angustia, para estar en contacto, para abrazar y besar a los suyos.
Lo cierto es que incluso viviendo en España, en este momento podemos vivir en el mismo barrio que nuestros familiares y amigos y sin embargo no podemos abrazarles, ya que en el mejor de los casos debemos mantener una distancia de un metro. Podemos hablar con nuestros familiares y amigos por Skype, pero no podemos tocarles aunque vivamos a la vuelta de la esquina. Las personas emigrantes conocen muy bien lo que se siente al ver a sus seres queridos y no poder tocarles. Esto puede ser una oportunidad para que familiares y amigos de los que viven fuera puedan empatizar con la frustrante sensación de no poder abrazar a las personas que quieren.
En condiciones normales, las personas que viven en el extranjero programan los viajes a sus lugares de origen con una carga emocional importante. Muchas veces ver a sus seres queridos “les carga las pilas”. De nuevo aparece el fantasma de la incertidumbre. La situación actual hace que no sepamos cuándo podremos volver a ver a los nuestros. Si además en nuestra familia hay personas de riesgo ante el Covid-19, pueden aparecer sentimientos de culpa por vivir en el extranjero y no estar cerca de ellos, haciéndonos todavía más difícil de llevar esta situación.
El miedo a no poder volver temporalmente a España
Belén ha decidido permanecer en Reino Unido por el momento, pero teme quedarse aislada. Saber que en cualquier momento podemos coger un avión y regresar a nuestro país es algo que ayuda a los que están fuera a sobrellevar la distancia. Este limbo de incertidumbre genera preocupación entre las personas emigrantes.
Si vives en el extranjero, ¿qué puedes hacer para sobrellevar mejor tus miedos ante el coronavirus?
- Programa videoconferencias regulares con tus seres queridos en España, sentirás que estáis más unidos frente a la adversidad.
- Mantén una comunicación fluida con los tuyos, expresando tus preocupaciones sin ser alarmista.
- Pide a tu familia que te mantengan informado de las buenas y las malas noticias.
- Proporciona apoyo emocional a tu familia, no creas que no eres útil por estar lejos, tu aliento es fundamental en estos momentos.
- Comparte tus inquietudes con tu red de españoles en el extranjero. Ellos serán el mejor paraguas para sobrellevar esta tormenta.
- Anima a tus seres queridos a seguir las recomendaciones y a mantenerse ocupados y activos dentro de casa.
- No dejes que los pensamientos intrusivos de culpa inunden tu día a día, recuerda que tú no tienes la culpa de la pandemia.
- Comprueba las fuentes de las que recibes noticias acerca del Covid-19, evita los rumores y las fake news, no divulgues información no contrastada.
- Implícate en actividades solidarias para luchar contra el virus, las acciones simbólicas protegen nuestra salud mental y nos devuelven el sentimiento de unidad. Seguro que puedes aportar tu granito de arena.
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Celia Arroyo e Ismael Cerón son expertos en duelo migratorio.