Una de las variables más complejas de la emigración es integrarse en una nueva cultura. Tanto es así que en psicología se utiliza el término choque cultural para referirse al conjunto de reacciones que puede llegar a experimentar una persona al entrar en contacto con una cultura diferente a la propia. Pese a la relevancia que tiene, es algo en lo que no solemos reparar antes de emigrar y que puede condicionar nuestra experiencia, por eso en este post vamos a hablar de qué debes tener en cuenta como emigrante y qué puedes hacer para adaptarte al lugar de acogida.
¿Qué es una cultura?
Lo primero es entender qué es una cultura para saber qué implicaciones tiene en nuestra identidad, nuestra manera de relacionarnos con los demás y nuestra integración en el lugar de acogida. Cuando hablamos de la cultura de un país a veces nos referimos a aspectos relacionados con tradiciones o fiestas. Son las llamadas cuatro efes: facts, foods, festivals and folklore. Pero una cultura es mucho más. Desde pequeños, al igual que aprendemos la lengua, también aprendemos los valores de nuestra sociedad. Podemos decir por tanto que cultura es todo aquello que hace que nos comportemos de una determinada forma y que valoremos o critiquemos la forma de comportarse de los demás. Algunas de estas cuestiones son normas sociales, pero otras son más profundas. Y ahí es donde radica la complejidad a la hora de integrarnos en una nueva sociedad, porque desconocemos esos códigos sociales y necesitamos aprenderlos mientras nos desenvolvemos en ella.
Cómo adaptarse a una nueva cultura
Existen diferentes estrategias para relacionarse con la nueva cultura que señalamos a continuación. Si estás en este proceso de adaptación, piensa con cuál de ellas te identificas más:
- Asimilación: se trata de renunciar a la propia identidad cultural para asumir plenamente la nueva cultura.
- Separación: es lo contrario, el rechazo a la nueva cultura. La opción aquí es mantenerse fiel a la cultura de origen para no perderla o evitar recibir influencias negativas de la nueva. Esto suele ir asociado a limitar las relaciones sociales con las personas que comparten nuestra identidad cultural.
- Marginalización: se produce cuando una persona rompe el vínculo con su cultura de origen pero tamién rechaza la nueva.
- Integración: sucede cuando el migrante mantiene una buena relación con su cultura de origen pero además adopta normas y elementos del estilo de vida de la nueva.
Sea cual sea la estrategia que se lleve a cabo, es innegable que una experiencia migratoria va a afectar a la identidad de la persona. Es imposible mantener la cultura de origen intacta porque los estímulos recibidos por la nueva son constantes, aunque no se quiera. Así, se pueden sufrir cambios por descubrir nuevas formas de hacer las cosas, por descubrir nuevas formas de relacionarse o incluiso nuevas formas de enfrentarse a los problemas. Habrá ocasiones en las que pensemos que la nueva cultura es peor que la nuestra, pero también surgirán otros momentos en los que esa nueva forma de hacer las cosas nos abra un escenario en el que nos sentimos más cómodos.
Todas estas diferencias culturales afectarán a los diferentes planos de nuestra vida: a nuestro entorno social en el país de acogida, a nuestro entorno social en el país de origen, a nuestro entorno familiar, a nuestro entorno profesional, etcétera.
Choque cultural y choque cultural inverso
Llegamos por tanto al punto clave, pues al tiempo que se necesita integrarse en la nueva cultura, surgen circunstancias que no entendemos. Se produce entonces el choque cultural, que como decíamos se refiere al conjunto de reacciones que puede llegar a experimentar una persona al entrar en contacto con una cultura diferente a la propia. El choque cultural puede darse en diferentes ámbitos de nuestra vida y puede tener consecuencias negativas en la persona, como por ejemplo inseguridad ante una situación que no controla, rabia o frustración por no poder resolver una situación como sabe, ansiedad por el estrés de tratar de hacer las cosas como se espera de él, etcétera.
Mientras todo esto sucede, también se ve afectada la relación con el lugar de origen, con lo que hasta entonces era el hogar. Es posible que sigas manteniendo relación con tus amigos, pero incluso en ese momento puedes llegar a sentir un desequilibrio, porque tú conoces su mundo pero ellos el tuyo no. Y se lo puedes contar, pero no es lo mismo. Entonces se produce una distancia entre vosotros. También puede suceder que pierdas algunas relaciones porque ya no tienes tiempo para cuidarlas todas y además estás conociendo gente nueva allí donde vives. Esto puede llevarte a sentir que no perteneces a ninguna de las dos culturas, que eres extranjero en ambas.
Pueden surgir entonces nuevas emociones relacionadas con el duelo migratorio y el choque cultural inverso. El duelo migratorio se relaciona con todas las pérdidas asociadas a una experiencia migratoria, como pueden ser esas relaciones de amistad, pero también con la propia cultura o la lengua. Por su parte, el choque cultural inverso, hace referencia al choque que se produce con el lugar de origen, precisamente por haberse integrado en la cultura de acogida.
Recomendaciones para superar el choque cultural
Aunque es prácticamente imposible escapar a esas emociones y en algún momento de tu viaje migratorio las vas a experimentar, sí es posible tratar de gestionarlas o anticiparte a ellas. Esto lo puedes hacer incluso antes de emigrar haciendo un ejercicio de reflexión en el que te plantees preguntas como ¿qué expectativas tienes? ¿Qué sabes del nuevo país y de dónde procede este conocimiento (te lo han contado otras personas, lo has leído, estuviste de vacaciones allí, etc.)? ¿Cómo imaginas tu vida allí? ¿Y tu trabajo? ¿Qué crees que será diferente?
Este mismo ejercicio podrías hacerlo si lo que estás haciendo es plantearte el retorno: ¿qué esperas a tu vuelta? ¿Cómo has cambiado en este tiempo fuera? ¿Qué te gustaba de tu lugar de origen y qué no? ¿Qué te gusta del lugar de acogida y qué no?
Durante tu estancia en el extranjero, será importante que aprendas el idioma porque esa es una de las mayores barreras para la integración. Quizás tienes que modificar tu manera de comunicarte y tratar de ser más explícito y preciso para poder expresarte mejor. Esto es especialmente relevante en el trabajo, pues puede generar muchas inseguridades.
Otra recomendación es que evites las comparaciones. Mientras tú estás comparando todo, el otro no. Evita generalidades del tipo "los alemanes..." porque pueden tomarlo como una crítica. En lugar de esto, aprende a valorar y hacer tuyo lo que para ellos es importante.
Ten en cuenta que la cultura no es solo lo que se ve, es sobre todo lo que se espera y cómo se interpreta lo que se ve, lo que hacen los demás y cómo reaccionan a nuestras intervenciones. Y recuerda que la experiencia intercultural es una cuestión de expectativas, que tú consideras normal lo que conoces, y lo mismo le pasa a los demás.
Si a pesar de todo tu experiencia migratoria te está generando problemas, valora la posibilidad de acudir a un profesional que te ayude a gestionarlos.
Apply Yourself: tendiendo puentes entre España y Alemania
La información de este artículo procede del proyecto Apply Yourself que estamos desarrollando en Volvemos junto a la Universidad Internacional SDI de Múnich y cofinanciado por la Unión Europea. Este tiene por objetivo favorecer la integración en el mercado laboral de los migrantes en España y Alemania y, para favorecer esa integración, además de elaborar materiales orientados a la búsqueda de empleo en estos países y ofrecer un servicio de mentorías laborales, también hemos elaborado una guía que aborda las diferencias culturales entre ambos países y ofrece recursos para aquellos que se marchan a otro país. Esta guía está disponible en castellano y alemán orientada a cada uno de los países y puedes consultarla a través de los enlaces o en la web del proyecto apply-yourself.eu