Llamamos choque cultural inverso a las dificultades emocionales que acompañan a aquellos emigrantes que deciden retornar a su tierra. Para muchos autores, el choque cultural inverso es comparable a una segunda migración y, por lo tanto, conlleva la elaboración de un nuevo duelo. ¡Que nadie se asuste! Ya hemos explicado que estamos constantemente haciendo duelos, porque constantemente perdemos (y ganamos) cosas. Los duelos forman parte de estar vivos, vivos de verdad, en movimiento.
¿Qué pierden los que vuelven?
El sentimiento de libertad: muchos retornados hablan de cómo una de las cosas que más valoraban en el país de acogida era el sentimiento de libertad que les otorgaba vivir fuera de España. Sentían que podían empezar de cero, ser quienes quisieran. Cosas como que a nadie le importe cómo vayas vestido, qué comas, si estás más gordo o más delgado o tu orientación sexual. Sienten que cuando vuelven a España pierden parte de esa libertad, porque están de nuevo supeditados a las expectativas de su entorno en España.
La cultura laboral: otra de las grandes renuncias para muchos, especialmente los que han vivido en otros países europeos, es la cultura laboral. Los aspectos que más echan de menos los retornados son las facilidades para conciliar vida personal y laboral, la meritocracia y la inexistencia de ‘titulitis’. Renunciar a una cultura laboral así produce una gran frustración.
Poder adquisitivo: para muchos, otra pérdida es el poder adquisitivo, ya que la gran mayoría vuelven a España con un sueldo inferior al que tenían en el país de acogida.
Las relaciones que se hicieron en el país de acogida: también se pierden los vínculos que se establecieron en el extranjero, la familia que construyeron fuera, que para algunos significa las relaciones más íntimas y solidarias que han experimentado nunca.
Los valores de la cultura de acogida: los valores y estilo de vida de la cultura de acogida que se han incorporado como propios, como por ejemplo: la puntualidad, el silencio, los horarios de comida, etc.
¿Por qué es tan doloroso para algunas personas volver a casa?
El gran problema asociado al choque cultural inverso es que para muchas personas resulta inesperado y desconcertante. A menudo los que están fuera ansían el momento del regreso y delegan la felicidad que anhelan en volver a su tierra. Lo canta Gardel, en un tango inolvidable que compuso con Le Pera:
Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver
no habrá más penas ni olvido...
En estos versos no se tiene en cuenta, como no lo hacen quienes vuelven, que nunca se vuelve exactamente a lo que se dejó Volver es readaptarse a la cultura de origen y quien vuelve no es el mismo que se fue. Una parte importante de su identidad y de sus valores se han transformado.
Imagínate que de repente te acuestas y te despiertas volviendo a tener 17 años, pero con las experiencias y el conocimiento que tienes ahora. Con lo que has experimentado tendrías que volver a adaptarte a las normas que imponen tus padres, a las conversaciones de tus amigos de 17 años, a ser un adolescente. A veces el choque cultural inverso es tan intenso que puede parecerse a volver al pasado.
Una de las cosas que suceden es que mientras que la gente que se va a otro país sabe que tendrá que aprender otro idioma y otra cultura y va mentalmente preparada para ello, el que vuelve no siempre ha pensado que él ha cambiado; que si lleva mucho tiempo fuera, la España que conoce también ha cambiado, que sus familiares y amigos también han cambiado. Es como si esperase retomar su vida en el momento en que la dejó. Como si en un rincón de su cabeza guardara la fantasía de que la vida en España se congeló con su marcha y puede recuperarla en cualquier momento.
¿Todas las personas sufren igual el choque cultural inverso?
No, depende mucho de sus expectativas, del tiempo que estuvieron fuera, de sus capacidades resilientes y de las razones por las que se marcharon. Sabemos que aquellos que se adaptaron fácilmente al país de acogida tendrán menos dificultades que a los que les costó más el período de adaptación. Así que si te resultó sencillo adaptarte a vivir en otro país, no te preocupes, algunas personas apenas notan el choque cultural inverso.
Quienes tienen más dificultades son aquellos que se marcharon de España huyendo de situaciones personales que les sobrepasaban, como un desengaño amoroso o problemas con la familia.
¿Qué cosas pueden ayudarnos a reducir el impacto del choque cultural inverso?
No delegues toda la felicidad en la vuelta: si estás pensando en volver es importante no delegar toda la felicidad en el momento de establecerse en España. Hay que intentar vivir en el presente y disfrutar de las cosas que nos ofrece la situación en la que estamos, mientras programamos, de forma realista, la vuelta.
Mentalízate de que eres tú quien tiene que adaptarse de nuevo: otro aspecto fundamental que tienen que grabarse a fuego los que vuelven es que son ellos los que tienen que adaptarse, igual que lo hicieron con la cultura de acogida. No pueden esperar que sean los otros los que se adapten a ellos.
Eso no implica que no puedan poco a poco ir introduciendo cambios en su entorno. De hecho, la humanidad se ha beneficiado siempre de los viajes de otros, hemos crecido y seguiremos creciendo porque introducimos nuevas y mejores maneras de hacer las cosas. Este es sin duda el aspecto que más me gusta del discurso de mis colaboradores de Volvemos.
Ahora bien, los cambios han de introducirse poco a poco para que los que nos hemos quedado en España podamos digerirlos. Hay que tener en cuenta que ninguna argumentación por buena que sea sustituye la impronta que deja la experiencia.
Algunas personas se sienten frustradas por no poder convencer a los suyos de su nueva manera de ver la vida y terminan aislándose. El aislamiento, además de doloroso, es uno de los principales factores de riesgo en salud mental.
Ponte en contacto con otras personas que han retornado: de nuevo, es importante buscar un espacio donde compartir estas experiencias dolorosas, así que a la vuelta un buen consejo es ponerse en contacto con otros retornados, porque ellos van a comprender mejor que nadie esos sentimientos.
Los encuentros con otros retornados pueden producirse en contextos informales, como los grupos de amigos, o en contextos formales gestionados por un profesional como son los grupos de apoyo emocional.
Celia Arroyo es psicóloga especializada en duelo migratorio, fundadora de Augesis y forma parte del equipo de acompañamiento emocional de Volvemos.