Publicamos este post al volver a Madrid y con las maletas aún en la oficina. Hace unas horas aterrizamos procedentes de Bruselas y hace tan solo una semana lo hacíamos desde Varsovia, donde hemos participado en varios seminarios con instituciones europeas y hemos disfrutado de encuentros con nuestra comunidad residente en ambas ciudades.
Las sensaciones de estos encuentros con emigrantes son similares a las que ya sentimos en Berlín y Londres: la ilusión por volver a España se ve en muchas de las caras de los que asisten, pero también se percibe el miedo a desmontar una vida en el extranjero y la preocupación por cómo será su vida al volver.
En Varsovia nos atrevimos con un nuevo formato mucho más informal. Nos reunimos en un bar español y, mientras comíamos el mejor pulpo a la gallega de Polonia, intercambiamos opiniones sobre la percepción de la situación laboral en España y Polonia y explicamos las medidas recogidas en Un país para volver. Al tratarse de un encuentro con menos participantes que en otras ocasiones (porque nuestra comunidad está menos representada allí), pudimos intercambiar experiencias personales y los propios emigrantes se hicieron recomendaciones los unos a otros sobre cómo podían orientar su estrategia de retorno de una manera efectiva.
En Bruselas, volvimos a hacer uso del Instituto Cervantes, punto de encuentro de la comunidad española en el exterior, para reunirlos a todos. Con aforo completo y mucha emoción repasamos el Plan de Retorno a España, el trabajo que hemos hecho, y en qué consiste el programa piloto que vamos a arrancar en unas semanas. Muchos acudían habiendo consultado toda la información de antemano, y la ronda de preguntas se centró en cuestiones laborales muy concretas para el retorno. También abordamos cuestiones interesantes como la coordinación entre los diferentes gobiernos regionales y la administración central, emprendimiento, vivienda e integración familiar.
La nota especial en estos viajes, con respecto a los que hemos hecho en Alemania y Reino Unido, ha sido la invitación que recibimos por parte de instituciones europeas para participar en seminarios sobre emigración. A Varsovia fuimos de la mano del ICMPD (International Centre for Migration Policy Development), y en Bruselas participamos invitados por la Comisión Europea.
No podíamos imaginar hace tres años que íbamos a compartir espacio con representantes de países europeos para hablar de emigración y retorno, contando nuestra propia experiencia y el trabajo que hemos hecho con empresas y administraciones públicas españolas.
Hemos podido presentar nuestro proyecto y el trabajo realizado con empresas y administraciones e intercambiar opiniones con otros países que han puesto en marcha sus propias iniciativas como Letonia, Lituania y Portugal, y con otros interesados en ello como Polonia. También hemos hablado de la fuga de cerebros y de cómo pueden los países recuperar ese talento que se tuvo que ir.
En estas sesiones confirmamos que la preocupación por la marcha de profesionales a otros países no es única de España, y que la despoblación es un problema para muchos de ellos. Los países del este y sur de Europa han sido los más castigados en los años de crisis y ahora se empiezan a poner en marcha estrategias para recuperar ese talento.
Hemos comprobado que España se está convirtiendo en un referente para muchos de estos países, debido al trabajo de investigación realizado para elaborar el Plan de Retorno. No es habitual que las administraciones, sean del país que sean, hagan sus políticas con una metodología que sitúa al usuario en el centro de la estrategia para, primero, descubrir sus necesidades y, segundo, encontrar las soluciones oportunas.
Nuestra sensación es que, a pesar de las características intrínsecas a cada país, es posible establecer una gran alianza entre los países que más hemos sufrido la emigración para intercambiar experiencias y fomentar el retorno.