Lo más bonito de enrolarte en un nuevo proyecto en el que crees, un proyecto de transformación social impulsado por gente comprometida, emprendedora y profesional, es que recibes mucho más de lo que das.
Soy Ruth Carrasco, y quizá algunos de los que leáis estas líneas habéis pasado un rato conversando conmigo. Junto a Sébastien Sanz me encargo del asesoramiento para el retorno en el proyecto Volvemos de Barakaldo, y he pasado decenas de horas en skype conversando con profesionales vascos increíbles de los que he aprendido infinidad de cosas y me han hecho sentir más orgullosa del proyecto.
Yo también fui emigrante, viví y trabajé un tiempo en Bruselas, y sé lo que se siente estando lejos de los tuyos. Ha sido sencillo empatizar con las personas que están fuera, personas que necesitamos de vuelta en nuestro país, de las que podemos aprender muchas cosas:
Su extraordinaria capacidad de resiliencia.
La capacidad de superar las adversidades está fuera de dudas en todos los y las profesionales con los que me he entrevistado. Que te vas a hacer la selectividad japonesa como si fueses un japonés más. Que hay que hacer una entrevista de trabajo en un idioma que no dominas. Que os embarcais en la aventura de formar una familia lejos de la vuestra, sin ese punto de apoyo tan importante. Que eres el jefe de un equipo en el que eres el único español y el resto es de distinta nacionalidad. Se me vienen a la cabeza múltiples ejemplos en los que han demostrado su amplia capacidad de superar positivamente situaciones adversas.
Su humildad
Mi mayor trabajo ha sido ponerles frente al espejo de lo que me estaban contando. He escuchado cosas alucinantes. Historias como la de Ariadne, que pasa 4 años trabajando en una consultora de máximo nivel en la India para el mercado global; o la de Efraín, que se va a Japón y se hace la carrera de japonés; o la de Izaskun, que trabaja en Inglaterra en la industria aeroespacial dirigiendo un equipo. Todas las personas con las que hablaba lo veían como “lo natural”, “lo que debe ser”. Unos profesionales de primera con una humildad que mucha gente, que tanto “gurú” sobrevalorado, debería aprender.
El sentimiento de responsabilidad hacia su país
Varias veces me manifestaron la gran pena que sentían: “He recibido educación pública, he ido a la universidad pública, he recibido becas y otro país se está beneficiando de mi conocimiento, de mi trabajo y de mis impuestos”. Sinceramente, esperaba muchas cosas de las sesiones, pero no hubiese apostado por este nivel de responsabilidad cívica. Les necesitamos en la medida que necesitamos más patriotas de los que pagan impuestos y menos de los que los evaden.
Su gran productividad
Valoran la autonomía y la responsabilidad en el trabajo y trabajar por objetivos y no “por horas”. Son profesionales que, pese a su juventud, han tomado la oportunidad que les han dado y la han devuelto con mucha profesionalidad y trabajo duro. Están acostumbrados a trabajar de manera autónoma y por objetivos. Responden así por productividad y no por “presencialismos” absurdos. Saben aprovechar el tiempo. Quieren conciliar su vida profesional y personal. Y con el tiempo que tienen muchos siguen formándose. Exprimen la vida al máximo.
Su patria es la gente
Todos echan de menos a los suyos. Los lugares que evocan están conectados con la gente. Fernando tiene un bebé de 21 meses y quiere que crezca cerca de su familia, de sus aitas. Otra pareja quiere formar una familia y hacerlo cerca de los suyos. Los padres de otra se hacen mayores y no quiere estar tan lejos. El amor es lo que, fundamentalmente, les mueve para volver. Saben que en España van a tener complicado obtener unas condiciones laborales como las que reciben en el extranjero, pero el amor les hará volver igualmente.
Buscan desarrollo profesional
Son personas que buscan poder seguir desarrollándose profesionalmente. Quieren que su experiencia sea útil en los espacios en los que trabajen a su vuelta. Es la variable en la que más coinciden todos y que más les importa, con mucha diferencia. Que sean exigente en el desarrollo profesional sigue siendo una muestra de generosidad y es que, necesitamos que esos profesionales puedan seguir creciendo, puedan mostrarnos otras formas de trabajar, nos ayuden a abrir nuevos mercados, nuevas metodologías y que asumamos en España racionalidad en los horarios y exigencia en los objetivos.
En cada historia hay un futuro de esperanza. Hay una persona de gran valor. Y hay una oportunidad para nuestro país. Ojalá que empresas, organizaciones e instituciones lo sepan ver también.
Conversando por skype con Laura, emigrante en Reino Unido.
Volvemos.org no recibe financiación pública ni tiene inversores privados. Aquí puedes contribuir al proyecto: APOYAR.