
En el año 2017 se presentó el libro “Volveremos, memoria oral de los que se fueron por la crisis”. Yo, recién llegado a España, acudí a la presentación esperando encontrar algo de comprensión ya que acababa de regresar tras varios años en Berlín. Durante la presentación se hizo una videollamada con un emigrante en Canadá que dijo algo que me quedo grabado: “Yo elijo los entierros a los que voy”. El emigrante contaba que venir a España le suponía un desembolso económico y un gasto de vacaciones en el trabajo al que no podía hacer frente siempre que lo deseaba. Por eso, cuando fallecía un familiar, debía de elegir si venir a su entierro o no hacerlo.
Vivir un duelo en la distancia es una de las experiencias más duras que puede atravesar una persona migrante. No poder estar, no poder acompañar, no poder despedirse. Las ausencias se sienten más agudas cuando se viven en soledad, sin los ritos compartidos del duelo. La muerte, cuando sucede lejos, desgarra doblemente.
En la película “Un franco, 14 pesetas” que tan bien representa los retos emocionales de la emigración, el protagonista, Martín, recibe una llamada en Suiza para informarle de que su padre está muy enfermo. Expresa entonces con una sencilla frase el miedo de muchos emigrantes: “No voy a llegar, no me voy a poder despedir”.
El duelo migratorio está marcado por la distancia, no solo física, sino emocional. A veces, como en el caso de Martín, no se recibe la noticia a tiempo. Otras, se renuncia a regresar porque los costes son inasumibles, o porque no se quiere perder un trabajo conseguido con tanto esfuerzo. Y en medio de esa decisión, aparece el sentimiento de culpa: por no haber estado, por haber elegido otro camino, por haber “abandonado” a quienes se quedaron.
Los migrantes conviven con un miedo latente: el temor a que algo malo le suceda a sus seres queridos mientras ellos están lejos. Es un miedo que rara vez se expresa en voz alta, pero que habita en cada llamada que no se responde, en cada mensaje que tarda más de lo habitual. Vivir con esa carga emocional requiere de recursos internos, redes de apoyo y, en muchos casos, acompañamiento profesional.
Hoy, con los años de experiencia acumulada en Volvemos, sabemos que este tipo de experiencias no son anecdóticas. Forman parte del viaje migratorio. La migración no solo transforma realidades cotidianas y trayectorias laborales, también toca lo más íntimo: el vínculo con nuestras raíces, con nuestras familias y con nuestras emociones. Y acompañar esos procesos (entenderlos, nombrarlos, darles espacio) es una parte esencial del trabajo que hacemos.
Por eso insistimos en que migrar es aprender a vivir entre dos mundos, con las renuncias y los duelos que eso implica. Y, al mismo tiempo, encontrar nuevas formas de estar presentes, de acompañar a los nuestros en la distancia y perdonarnos por no poder estar siempre en todas partes.
Como ya sabéis, llevamos tiempo investigando este y otros temas relacionados con la psicología de la migración dentro de nuestro proyecto Mentes Migrantes y en el curso 100% online que hemos creado sobre este ámbito. Hace un tiempo gracias a Mentes Migramos entramos en contacto con Gastón Cuffia, psicólogo experto en migración y excelente comunicador. Con él hemos organizado un webinar el próximo lunes 29 de septiembre a las 17:00 (hora española) sobre "Duelos en la distancia".
En este encuentro abordaremos, entre otros, los siguientes temas:
- ¿Por qué el duelo en la migración puede vivirse con mayor dificultad? La función de los vínculos en todo proceso de duelo
- El duelo durante la adaptación: la sobrecarga emocional de enfrentarnos a varios procesos a la vez (por ejemplo: separaciones en el extranjero)
- El duelo sin ritual: impacto psíquico de la imposibilidad de despedirse en persona
- El tiempo subjetivo del migrante: duelos y otros procesos que se precipitan a raíz de sucesos significativos
- Duelos menos visibles y acumulativos: amistades que se disuelven, distancia con la familia de origen, pérdidas simbólicas
Podéis inscribiros en este enlace (plazas limitadas).
Además, os recordamos que Gastón Cuffia forma parte de nuestro equipo del servicio de apoyo psicológico, desde el cual ofrecemos terapia especializada para emigrantes y retornados.
*La imagen de este artículo es un fotograma de la película Un franco, 14 pesetas que, si no habéis visto, os recomendamos que lo hagáis.